Si
bien es cierto actualmente el trabajo es una de las necesidades mundiales más
grandes que existe en el mundo, la
palabra “trabajo” se puede definir de diferentes maneras y abarcando puntos de
vistas que en algunos casos se alejan de la realidad ideal de muchas de las
personas; El concepto del trabajo puede ser abordado
desde diversos enfoques. Su
definición básica indica que es la medida del esfuerzo hecho
por los seres humanos. Para la visión neoclásica de la economía,
por ejemplo, es uno de los tres factores de la producción,
junto a la tierra y al capital;
Otras formas de trabajo posibles son el trabajo autónomo
productivo (gestionado a medidas de cada uno de los implicados) y trabajo ad honorem que no implica una retribución
económica (generalmente realizado con fines sociales o educativos).
La
mayoría de las personas tratamos de enfocarnos en realizar lo mejor posible el
trabajo, por factores que pueden ser tangibles o no, (remuneraciones salariales
extras, bonos, horas de descanso) o por voluntad propia de resaltar sobre los
compañeros y hacerse “notar” un poco más; es aquí donde surge el problema o la
disyuntiva con nuestro cuerpo; pretender ser “el mejor”, “el más eficiente” o
el “más productivo” muchas veces nos lleva a desarrollar sindromas de Estrés
laboral.
Se
entiende por estrés, según el gabinete psicopedagogo de la universidad de
granada, como la respuesta automática y natural de nuestro cuerpo ante las
situaciones que nos resultan amenazadoras, desafiantes o las que nos producen
una exigencia o sensación de inseguridad de lo realizado. El estrés actualmente
se considera una de las causas de ausentismo más grandes a nivel laboral. Según
la Organización Mundial de la Salud, los efectos o respuestas fisiológicas que
derivan del estrés se pueden enfatizar tanto que causan contracturas musculares
a nivel de la columna cervical, la cual puede desencadenar dolor a tal nivel
que se afecta la movilidad articular y causa rigidez secular en cuello.
Los
niveles de autoexigencia en el trabajo, es decir, que tratamos de sobrepasar
nuestros límites, en este caso productivos o por el contrario no aceptamos el
entorno laboral (actividad desarrollada, compañeros, infraestructura, equipos,
etc) se puede desencadenar “Estrés” en nuestro cuerpo, lo cual sería una
respuesta autónoma de nuestro cuerpo, actuando como defensa, blindándonos y permitiendo que no continuemos
sobrepasando nuestros propios límites o incrementando el deseo de inferioridad
según sea el caso.
Lo
más recomendable es buscar alternativas viables que nos ayuden a mejorar las
condiciones laborales. Partir desde el punto que “ EL TRABAJO” desde un inicio
se vió como una actividad, desgastante, agotadora, la cual para poder ser
realizada debían recibir una remuneración o algo a cambio solicitado por el que
ejecuta la actividad; entonces, enfocado a la vida actual, el TRABAJO no es
grato para nadie, sin embargo pensemos que el trabajo es la vía que requerimos
para superarnos, para alcanzar metas y mejorar calidad de vida propia y de
nuestro entorno familiar. Buscar la manera que el TRABAJO que desempeñemos sea
agradable para nosotros mismos y si no es el caso, adaptar en la medida de lo
posible la situación para que nos resulte lo más satisfactorio y agradable.
Siempre
es bueno saber, que existen alternativas que se pueden poner en práctica para
mejorar la condición de aceptación del entorno laboral más si esta nos
desencadena estrés, pero para esto detecta a tiempo estos síntomas o señales
(gabinete psicopedagogo de la universidad de granada): Emociones ( ansiedad,
irritabilidad, miedo, fluctuación del ánimo, confusión o turbación),
Pensamientos ( excesiva autocrítica, dificultad para concentrarse y tomar
decisiones, olvidos, preocupación por el futuro, pensamientos repetitivos,
excesivo temor al fracaso).
Entre
las alternativas para mejorar la condición se encuentran:
1.
Relájate. Realiza actividades que te permitan renovarte física y
psicológicamente: descanso, vacaciones, deportes y actividades de ocio,
técnicas de relajación.
2.
Haz ejercicio. Las actividades físicas como caminar, nadar, o incluso limpiar
el cuarto, reparan nuestras fuerzas y nos reaniman.
3.
Mantén una dieta saludable. Evita la automedicación y el abuso de cafeína,
alcohol y comidas.
4.
Sé asertivo. Establece límites, aprende a decir que «no». Suspende las actividades que son menos
prioritarias, es decir, “escoge tus batallas”.
5.
Organiza tu tiempo. Prioriza y estructura tus actividades y expectativas.
6.
Intenta mantener expectativas realistas.
Esperar demasiado de uno mismo o de los demás, exigirte perfección o ser
inflexible con las prioridades puede generar mucha frustración.
7.
Comparte tus emociones. Busca alguien con quien conversar y expresar tus
emociones, tanto la risa como la pena y la rabia.
8.
Anticipa las situaciones estresantes y prepárate. Imagina la situación (el examen
o la entrevista, por ejemplo) y practica tus respuestas y reacciones para estar
preparado.
9.
Ordena tu espacio personal. (Escritorio, área de trabajo, oficina, puesto, etc)
Busquemos alternativas, las cuales nos ayuden a mantenernos saludablemente en nuestros trabajos, Recuerden la Salud es tarea de Todos...